La calidad de los datos captados por los sensores se ve afectada por tres factores: la velocidad a la que se captan, la resolución de los datos y la capacidad para almacenar y compartir la información adquirida.
En los últimos años, las mejoras en las tecnologías electrónica, fotovoltaica, de baterías e inalámbrica de consumo han revolucionado la recopilación de datos. La nueva tecnología ha permitido fabricar detectores y sistemas de control de adquisición de datos/inalámbricos personalizados de bajo costo que pueden recabar datos en lugares remotos sin conexión a la red eléctrica y hacerlo durante largos períodos de tiempo. Estas características, junto con la capacidad para procesar grandes cantidades de datos, han abierto la puerta a la posibilidad de elaborar mapas de zonas amplias en tiempo (casi) real.
Los sistemas de aeronaves no tripuladas y de aeronaves pilotadas a distancia —comúnmente conocidas como drones— han proporcionado ventajas adicionales para el uso portátil de los sensores. Por una pequeña parte de lo que cuesta una aeronave tripulada, pueden desplegarse sensores más rápidamente y en ubicaciones más precisas, así como proporcionar imágenes en 3D. Esta capacidad para realizar mediciones a distancia los convierte en una plataforma ideal para muchas mediciones de monitorización radiológica.