En general, se considera que el desarrollo a largo plazo de la energía nucleoeléctrica como parte de la canasta de energía mundial del futuro requerirá tecnología de reactores rápidos con un ciclo cerrado del combustible. Gracias al espectro de neutrones rápidos, el rendimiento energético que los reactores rápidos obtienen del uranio natural es mucho mayor que el que obtienen los reactores termonucleares. Esta elevada utilización del combustible puede prolongar los programas nucleoeléctricos durante miles de años y brindar importantes mejoras en materia de gestión de los desechos nucleares. Por estos motivos, varios países llevan decenios trabajando en el desarrollo de reactores rápidos, primordialmente como reactores reproductores y, en los últimos años, también como incineradores de desechos de actividad alta.
Actualmente se están desarrollando a escala nacional e internacional reactores rápidos refrigerados por sodio, reactores rápidos refrigerados por plomo y por plomo-bismuto y reactores rápidos refrigerados por gas que cumplen unas normas más elevadas de seguridad, sostenibilidad, economía, protección física y resistencia a la proliferación. Además, como opción a largo plazo se está contemplando el concepto de reactor rápido de sales fundidas.
La tecnología de reactores rápidos más consolidada, la de los reactores rápidos refrigerados por sodio, tiene más de 400 años-reactor de experiencia adquirida a través del diseño, la construcción, la explotación y la clausura de las unidades experimentales, prototípicas, de demostración y comerciales que hay en funcionamiento en varios países, entre ellos Alemania, China, los Estados Unidos de América, la Federación de Rusia, Francia, la India, el Japón y el Reino Unido.